Magic In The Moonlight. Woody Allen, 2014
“Magic In The Moonlight” es una divertida comedia romántica dirigida por Woody Allen, cuya idea fundamental es la oposición entre nihilismo y metafísica.
Stanley (Colin Firth) será el encargado de dar vida a un mago racional, escéptico y nihilista que finalmente es seducido por Sofía, (Enma Stone), una farsante, que encarnaría la parte metafísica.
Dios, Nietzsche y Freud…
Stanley hace suyas las ideas de dos (el tercero sería Marx) de los Grandes Maestros de la Sospecha, Nietzsche y Freud, al afirmar que Dios y el amor, igual que la magia, no son más que ilusiones que ayudan al ser humano a ser feliz, algo a lo que agarrarse, para no sucumbir en el insoportable abismo de la nada.
Freud, afirma que tanto individuo como sociedad están enfermos, neuróticos. Esta enfermedad se manifiesta en la manera de suprimir, negar y reprimir cualquier atisbo de infelicidad, transformándolo en una conducta neurótica, a fin de conseguir la mayor aspiración del ser humano: la felicidad. La cura de esta enfermedad supondría la infelicidad. Serían, por tanto, los impulsos irracionales los que vendrían determinando la racional.
De la misma forma, Nietzsche afirma que la sociedad está enferma, sumida en un profundo nihilismo (Inauténtico), y éste debe ser superado (Nihilismo Auténtico). Es necesario, para ello, el derrumbamiento de los antiguos valores y transformarlos en voluntad de poder, aceptar la muerte de dios y el eterno retorno, y de esta forma nacerá el Übermenschel o “superhombre”
Esta idea de lo irracional como condición para la felicidad, ya se observa en otros films de Allen, como Annie Hall, donde en la escena final, el protagonista, director y guionista de la película, recuerda el chiste en relación con el amor y las relaciones: un tipo va al psiquiatra y le dice: “Dr mi hermano está loco, cree que es una gallina. Y el Dr responde: Pues por qué no lo mete en un manicomio? Y el tipo le dice: Lo haría, pero necesito los huevos”
Stanley, que pretendía desenmascarar a la supuesta vidente, Sofía, acaba finalmente fascinado por sus encantos y convencido de que, más allá de la razón, hay algo que no puede demostrarse científicamente, pero que de hecho existe, y es el amor.